La velocidad de la remarcación le gana a los repositores en el NEA
En los comercios del Noreste, la velocidad de la remarcación le gana la carrera frente a los repositores, con consumidores que cada vez miran más de cerca las etiquetas para no pagar sorpresas en la caja.

Los comercios de las capitales de Chaco y Corrientes enfrentaron esta semana un frenesí de remarcación de precios que dejó en evidencia la velocidad de los aumentos frente a la capacidad operativa de reponer etiquetas. Entre el domingo y el martes, supermercados y farmacias se vieron desbordados por la llegada de nuevas listas de precios con incrementos de hasta el 9%, impulsados por la escalada del dólar.
En Resistencia, una de las principales cadenas de supermercados tenía cargados en su sistema los nuevos valores, pero los empleados no lograron actualizar a tiempo los carteles en las góndolas. Esta situación generó diferencias de precios visibles entre lo que indicaban las etiquetas y lo que finalmente se cobraba en caja. Un caso emblemático ocurrió con una botella de agua de primera marca: el cartel decía $1099, pero el escáner marcó $1350. La cajera debió verificar el precio en el exhibidor y bonificar la diferencia al cliente, según consta en el ticket.
Este tipo de episodios reflejan dos fenómenos preocupantes: el impacto inmediato de la devaluación en los precios minoristas y la caída del consumo. El propio supermercado reconoció que era la primera unidad de ese producto vendida en toda la jornada.
En paralelo, en las sucursales de FARMAR, una de las cadenas farmacéuticas más grandes del NEA, el lunes fue caótico. Empleados se dividían entre la atención al público y el recambio de precios. En muchos mostradores se veían tijeras y papeles impresos con nuevos valores aún sin colocar, lo que refleja el apuro por adaptar los precios a las nuevas listas de proveedores que llegaron con aumentos del 6 al 9%.
Las subas se deben al incremento del dólar libre, que acumuló una escalada del 6% en la semana y más del 13% en julio, alcanzando máximos históricos. Esta presión cambiaria generó una rápida reacción de las compañías proveedoras de alimentos, bebidas, artículos de limpieza y productos de higiene personal, que actualizaron sus listas con incrementos de entre el 3% y el 9%.
Ante este escenario, el Banco Central (BCRA) intervino con una suba de encajes para absorber pesos del mercado, en un intento de contener la inflación y estabilizar la divisa.
Mientras tanto, en los comercios, la velocidad de la remarcación sigue ganando la carrera frente a los repositores, con consumidores que cada vez miran más de cerca las etiquetas para no pagar sorpresas en la caja.