Los políticos sólo piensan en elecciones
La Iglesia Católica y la ciudanía tratan de meter en la agenda de los políticos el hambre que campea, desde hace tiempo, en la Argentina y se agravó con la gestión de Javier Milei.
La dirigencia política argentina de todos los niveles piensa exclusivamente en las elecciones 2025. En una democracia sana y con progreso social no sería algo malo, pero en un país que exhibe todas las estadísticas económicas por el piso y los índices sociales malos por las nubes es un despropósito monumental.
No hay nivel partidario, sean oficialistas u opositores, en los que no haya actividad proselitista. Corrientes no es la excepción.
El peronismo programa una interna a todo nivel para el 17 de noviembre, es que la salida del poder, con pocas esperanzas de volver les devolvió la vocación por la democracia interna y por primera vez en muchas décadas convocan a elecciones.
La última interna importante fue la elección de Carlos Menem quien le ganó la candidatura presidencial al mítico Antonio Cafiero en 1988.
El radicalismo reducido a una confederación de partidos locales que tiene posiciones diferentes según sean o no, gobierno en las provincias, también vive esa disputa para intentar recuperar protagonismo luego de dos décadas de ser furgón de cola de las opciones peronistas o conservadoras en 2007, 2011, 2015, 2019 y 2023.
El oficialismo nacional que dice ser “lo nuevo en la política” no actúa diferente a los tradicionales representantes de lo que Javier Milei llama la “la casta”.
“El Jefe” Karina como la llama su hermano Presidente junto a los primos Martín y “Lule” Menem trajinan provincias y oficinas judiciales federales con competencia electoral para inscribir el sello La Libertad Avanza.
Vaya ironía, la masa de dirigentes se constituye con conspicuos referentes que, en otros tiempos, abrazaron el peronismo como doctrina, ya que la base de afiliados en las provincias proviene de las huestes que apañó el motonauta y ex candidato presidencial de Cristina Kirchner, Daniel Scioli actual Secretario de Turismo, Ambiente y Deportes.
La prueba de esta afirmación la da el hecho que los impulsores del nuevo partido tienen el apellido peronista Menem y el dirigente bendecido en Corrientes es Lisandro Almirón un político que hizo del transfuguismo partidario una carrera en política.
Con raíces en los partidos del viejo pacto conservador que gobernó la provincia durante todo el siglo XX, en democracia o en dictaduras, ahora se encaramó en la cúspide de la Libertad Avanza bendecido por la hermana presidencial y los poderosos primos Martín y Lule Menem.
“El Jefe” se decidió por Lisandro Almirón, ex concejal por el Partido Nuevo País que fue fundado y financiado por Daniel Scioli, en Formosa tiene como máximo referente a Adrián Floro Bogado, hijo del primer gobernador de la democracia Floro Eleuterio Bogado y compañero de fórmula de Gildo Insfrán hasta que falleció.
Por el lado del peronismo no es diferente, en Corrientes los que tienen la suerte, luego de varias catástrofes electorales, de ocupar cargos gracias a la bendición de Cristina Kirchner ya están lanzados en la disputa interna, primero el partido y luego la lista de candidatos.
Los peronistas que no tienen la suerte de ocupar cargos electivos cuestionan a esa dirigencia por la avidez de designar a sus parientes en los cargos, como si el justicialismo no tuviera en sus filas dirigentes de otras familias con capacidad para representarlo en la Legislatura o los Concejos Deliberantes.
En el oficialismo correntino la disputa interna tiene un perturbador despertar. Gustavo Valdés resolvió terminar de sacarse de encima la influencia de Ricardo Colombi y ejecuta acciones tendientes a anticipar la jubilación del tres veces gobernador quien, naturalmente, resiste la intención de pasarlo a retiro que expresan dirigentes que, hasta no hace mucho, comían de su mano.
Uno de los primeros movimientos telúricos de esa interna se vivió el miércoles pasado en la Sesión Itinerante que la Cámara de Diputados celebró en Santo Tome.
Todo el bloque radical, más los diputados del Partido Popular, una del Partido Autonomista y Lorena Lazaroff que representa a una parte del PRO, casi lograron hacer la caer la sesión por falta de quórum.
El quórum se logró con los diputados de la mayoría de los partidos que formaron parte de los 32 partidos que fueron a elecciones en 2023 bajó el paraguas de “ECO+Vamos Corrientes”.
Encuentro Liberal del presidente legislativo Pedro Cassani; Partido Nuevo, los aliados que provienen del peronismo como Víctor Hugo Vallejos de Unión Correntina; Any Pereyra que encabezó la boleta oficialista el año pasado y su correligionario Eduardo Hardoy del Partido Liberal; José Antonio Romero Brisco del Partido Autonomista; Eugenia Mancini de Cambio, Austeridad y Progreso (C.A.P.) más Mario Branz y Eliana Nazer del Partido Nuevo entre otros.
El aporte de Unión por la Patria fue esencial para evitar el papelón legislativo con todos los diputados peronistas y los de Nuevo País con Gustavo Canteros y Aída Díaz.
Habrá que ver que posición toma el diputado de CICO, el “Alonsito” Ariel Báez cuando regrese de su gira artística por Estados Unidos que, casualmente, coincide con la visita de Gustavo Valdés a las instituciones de crédito multilateral como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, para conseguir las esquivas inversiones internacionales o créditos para obras de infraestructura que el gobierno nacional le niega.
En medio de todo eso la realidad. La Iglesia Católica y la ciudanía misma tratan de meter en la agenda de los políticos el hambre que campea desde hace tiempo en la Argentina y se agravó con la gestión de Javier Milei.
Tratan de hacer saber que hay lista de espera en los comedores de las villas miserias, administrados por gente pobre que asisten a los más pobres. Vaya paradoja, quienes saben del dolor de no tener un puñado de arroz para el guiso; tratan de mitigar ese dolor entre quienes están absolutamente excluidos del sistema y los sobrados de todo gracias a vivir del estado privilegian su agenda electoral.
La UCA reveló que el 55% de los argentinos se debate en la pobreza; estudios de nutrición revelan que entre el 20 y el 30 % de los niños, niñas y adolescentes no consumen productos lácteos suficientes para recibir la cantidad de calcio necesario para garantizar un crecimiento saludable; entre otras calamidades como el aumento de la gente que se queda sin techo y vive en la calle.
En el primer trimestre se cerraron 250 mil cuentas sueldos, es decir desaparecieron un cuarto de millón de puestos de trabajo registrados en el sector privado, si le sumamos las decenas de miles de despedidos en el estado nacional, bajo el eufemismo de no renovar contratos, con proyección a despedir otros 50 mil de acá a fin de año, se puede tener una idea de la catástrofe laboral que vive el país en nombre de la “motosierra y la licuadora”.
Por estos días en México vimos como la sabiduría de los constituyentes de fines del siglo XIX y principios del XX puede garantizar el recambio democrático y la continuidad de un proyecto político sin reelección del presidente.
Andrés Manuel López Obrador deja el poder luego de hacer una gestión que le permitió a su partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) ganar las elecciones por amplio margen y consagrar por primera vez en la historia de los Estados Unidos Mexicanos a Claudia Sheinbaum, mujer y militante de izquierda.
La Constitución Argentina de 1853-1860 establecía la imposibilidad de reelección inmediata.
La carta magna mexicana fue redactada en 1917, dispuso que quien llega a presidente no puede ser reelecto y eso determina que cada 6 años haya un nuevo jefe de estado.
Esos límites a la avidez de poder de los dirigentes, garantiza que se dediquen a gobernar y no a pensar en campañas electorales; al contrario de lo que pasa en Argentina que hay elecciones cada dos años con posibilidad de reelección infinita si se presentan para distintos cargos, lo que pone a la dirigencia partidaria a estar en campaña electoral permanente y en ese interés, egoísta, privilegian el proselitismo y se olvidan de gestionar a favor de mitigar el hambre de cada vez más gente.