Ofelia Leiva volvió a seducir a la audiencia del Cocomarola

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El público le renovó su afecto demostrado a estentóreos sapukáis y gritos espontáneos de “te amo” en las miles de gargantas que coreaban su nombre como si de una hinchada futbolera se tratase.

Es dueña del afecto del público que año tras años se congrega para verla. No es para menos porque Ofelia Leiva es una de las figuras más icónicas del universo chamamecero que vive su tercera fiesta de aspiración global, su encuentro número 33 como evento nacional y varios lustros de integración cultural efectiva con los países del MERCOSUR.

La segunda noche fue una nueva celebración que reunió figuras importantes y también a las nuevas, e incluso hubo deleite con una sinfónica netherlandesa con la Camerata Suid que trajo todo el academicismo e historia musical de los Países Bajos con acordes de chamamé.

Cuando se habla de integración no es una mera declaración de principios. El anfiteatro está poblado de turistas y músicos brasileños, paraguayos y de todos los países del cono Sur, lo atestiguó Eduardo Méndez, Ministro de Cultura del Estado de Mato Grosso Do Sul, que encabeza una nutrida delegación que suele disfrutar del chamamé en El Pantanal, ese humedal que compite con los Esteros del Iberá.

Pero volvamos a ese golpe emotivo que representa año tras año la continuidad de la vigencia de Ofelia, que siempre viene cargada de nostalgia en la evocación de Rosendo Palacios, ese cordobés que por amor se hizo chamamecero de ley y, juntos, constituyeron uno de los dúos más recordados de la historia del género.

Hubo ovación constante y mucho más cuando anunció que la parte final de su espectáculo seria un homenaje a una creadora chamamecera con mayúsculas como lo es Teresa Parodi, de quien interpretó sus temas más icónicos entre los que se destacan “Apurate José”, y ese abrazo a la historia del desarraigo que es el abrazo de la tia y la sobrina bajo el cielo infinito de Mantilla entre otras canciones. También tuvo tiempo de subir invitados como un conjunto de percusionistas del barrio Cambá Cuá, en ese rescate constante de la influencia afrodescendiente en la cultura del Litoral y cerro con ese himno que hizo global a la localidad chaqueña de Puerto Tirol que evoca amores a orillas del río Negro, esa descripción de la infancia y juventud de un autor como Heraclio Pérez.

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